¿El fin justifica el hecho? Consolidación del Estado Nación en Venezuela.
La población venezolana lidió en
el siglo XIX con lo que cerca estuvo de ser una guerra civil interminable, el
pueblo estuvo sumido en el hambre, las enfermedades y una ruina económica que a
la par de lo demás se agudizaba fácilmente. La mayoría de los habitantes;
campesinos, formaban parte de la economía de subsistencia de un país rural, donde la calidad de vida de un terrateniente había dejado de ser en extremo
distante a la de sus criados y en el que la tendencia al rechazo de controles
sociales estaba fuertemente marcada en la sociedad, consecuencia del ausentismo
gubernamental y la falta de ejercicio de autoridad eficiente para la satisfacción
de los sectores que conformaban la estructura social.
El pesimismo era evidente,
generalizado ¿Cómo invertir tiempo pensando en el futuro? la paz podía ser
vulnerada en cualquier momento, las "revoluciones"
″…que estás, en
el mejor de los casos, aceleran o catalizan un proceso. Conviene siempre,
preguntarle a quien propugna un cambio revolucionario, preguntarle qué entiende
por revolución.
Si ella
significa solamente muertos y sangre, atrocidades y sufrimientos, no hay sino
que comparar…″
Manuel Caballero, Maldición y elogio del siglo XX.
Caracas, CELARG, pp.73; p. 9.
lejos estaban de aportar cambios
siquiera puntuales para dar paso al desarrollo vital necesario y, ni la fe
religiosa tenía el poder institucional o
espiritual de conmover por completo las almas de una población que difícilmente
consideraba o reconocía ordenes jerárquicos.
En una coyuntura tan precaria y
luego de haber vivido tanto tiempo con la guerra como política, las amenazas de
bloqueo extranjero y la llegada de los andinos al poder con Cipriano Castro
originaron en gran parte de los venezolanos un espíritu de unidad política
nunca antes visto y más inclusivo que cualquier fusión armada presenciada en el
pasado.
Por primera vez se manifestó un
acto de consciencia nacional alejado de los principios federativos promovidos
en tiempos pasados y tal acción demostró lo posible que era un consenso de
unión frente a la guerra y la instauración de un Estado apoyado en su propio ejército
nacional. Además, la reacción de Juan Vicente Gómez contra Cipriano Castro, el no
haber derramado sangre en la inauguración de su gobierno, se ganó el apoyo
unánime de los actores políticos del país, claro, esto hasta comprender que
irónicamente Juan Vicente Gómez no dejaría el poder sino con la vida.
El proyecto de integración,
conformación y consolidación del Estado Nacional fue así propiciado por
Cipriano Castro y afianzado por Juan Vicente Gómez a principios del siglo XX
surgiendo en respuesta a la ineficiente gestión política, económica y social de
la estructura fragmentaria de poder caudillista, que durante el siglo XIX se
vio envuelta en problemas sociales graves causantes de carencias educativas,
sanitarias, productivas y de seguridad nacional.
Construir un estado en tanto
unidad política nacional cuyo alcance hiciera posible el desarrollo del sentido
de pertenencia, fue el principal objetivo para superar los localismos y
regionalismos con el fin de convertir a Venezuela en un país gobernable,
moderno e integrado. Por tanto, corrientes políticas de carácter formativo, instaurador
y transitivo lograron confluir e implantarse, aunque de forma despótica y
personalista en la sociedad venezolana, motivados de tal manera posiblemente
por las dificultades contextuales mencionadas y por su implicación en los
medios accesibles para la centralización conveniente del poder
″…la
cuestión fue vista como la imprescindible creación de condiciones de paz y
orden para lograr la institucionalización efectiva del estado liberal. Esta
convicción, vuelta teoría sociopolítica, legitimó regímenes de fuerza que
sacrificaron la libertad al orden, y hallaron justificación en un interminable
régimen tutelar.″
Germán Carrera Damas, Visiones del siglo XX Venezolano. Caracas, CELARG, pp.28; p.10.
"...su
formación estuvo tan ligada a la tiranía que la aparición de la democracia se
encontró siempre aparejada con la desconfianza del nacionalismo..."
Manuel Caballero, Maldición
y elogio del siglo XX. Caracas, CELARG, pp.73; p. 7.
Dichas acciones dieron paso a lo
que se convertiría en una acostumbrada distribución del poder en base al orden
coercitivo y en ciertos casos intolerante a organizaciones sociales incipientes
de carácter disidente, de hecho, la relación establecida entre la
estructuración económica capitalista y el desenvolvimiento de la estructura
social, perjudicó notablemente la continuidad del desarrollo de conciencia
nacional y por consiguiente de cultura y economía propiamente autónoma.
El afán por superar la condición de
subdesarrollo guió la evolución de la economía nacional, por medio de la
adopción de características propias del capitalismo los monopolios y
concesiones del Estado estuvieron siempre presentes, coexistiendo con
modalidades socioeconómicas tradicionales, producto de la agricultura que poco avanzó
en continuidad con dicha evolución e hizo tal manera sobresalir los
mecanismos de acumulación de riqueza y la debilidad de la hacienda pública; no
obstante el predominio del criterio mencionado inicialmente era claro e impulsar la recuperación de
la economía y de la sociedad ¨solo¨ podía resultar en asociación con economías
desarrolladas y su afluencia de capital.
Es innegable que los logros
fueron significativos hasta nuestros días; se consolidó un Estado garante del
orden y aunque la simpleza institucional incapacitó en principio la resolución de
numerosos problemas culturales y materiales de la sociedad, esto no evitó
que el Estado consolidara su papel de gobierno con facultad de decidir y ejecutar su acción
sobre la totalidad del territorio nacional junto al ejército y los cuerpos
administrativos.
Lo importante del cambio social tuvo
representación en la acelerada transición de sociedad agraria a sociedad
industrial de primer nivel
″La
formación del Estado venezolano es un proceso que va a producirse así marcando
no solo el normal dominio de la ciudad sobre el campo, sino por la separación
de este último, como factor de importancia social y política.″
Manuel Caballero, Maldición
y elogio del siglo XX. Caracas, CELARG, pp.73; p. 65.
Lo cierto es que, se pasó de una adecuación pasiva a una adecuación activa en el territorio, esencialmente en el aspecto vial y de infraestructura, dándose de tal forma las condiciones para la creación de nuevos y diversos hábitos sociales ligados a las ciudades urbes, la industria pesada y la explotación del petróleo. Así mismo, lo elemental de la estructura social fue sustituido complejamente por la diversificación de los órganos de la sociedad y, el ensanchamiento de la movilidad social junto al desplazamiento demográfico que le seguía los pasos al poder político se esperaba contribuyera con la instauración de una sociedad con mayores posibilidades de superación y proyección positiva durante el siglo XX.
Queda reflexionar ¿Qué proyección social tuvo la sociedad venezolana en el siglo XX?
BIBLIOGRAFÍA
CABALLERO, Manuel,
Maldición y elogio del siglo XX. Caracas, Fundación CELARG, 1998, pp.73
CARRERA DAMAS, Germán
Visiones del siglo XX venezolano. Caracas, Fundación CELARG, 1999, pp.28
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