¿Cansado del Tercer Mundo? ¡Innova!

Durante mucho tiempo se ha escuchado hablar de países desarrollados y países subdesarrollados, o bien sea países de primer mundo y otros del tercero, siendo esta una idea en la cual se encuentra de trasfondo la existencia de una competencia, en la cual unos llegaron primero y otros ni siquiera han llegado, creyendo además que estos últimos deben seguir el mismo camino que los primeros para llegar, cuando realmente en la mayoría de los casos los países que llegaron antes lo hicieron a costa de otros que no se encuentran precisamente en su misma posición geográfica.

Históricamente la segunda guerra mundial permitió la concentración en EE.UU y la antigua URSS, de gran parte de los conocimientos tecnológicos, el desarrollo de la ingeniería atómica, y avances en campos de la química y la electrónica, al mismo tiempo, la concentración  de científicos reforzó la investigación que fue aplicada en grandes empresas, lo cual condujo una gran ampliación de las unidades productivas en estas regiones y posteriormente la expansión del capitalismo por sobre el supuesto socialismo que impulsaba la URSS de Stalin.

Para algunos es pertinente, como lo es en mi caso, el hecho de que los factores geográficos, psicológicos, socio- económicos, étnicos y demográficos actuales y pasados de cada región del planeta tienen mucho que ver con su nivel de desarrollo, sin embargo no se debe olvidar hasta que punto estos aspectos estuvieron y están, mediados históricamente por otras regiones, que como consecuencia explican, en muchos de los casos, las acciones presentes que mantienen a los países en un constante subdesarrollo con respecto a otros y por lo que además, parecen verse condenados a formar parte de la competencia  antes mencionada o bien sea, desarrollarse en dependencia a otros.

Esta ultima característica de desarrollo meramente capitalista, dependiente, ha demostrado no resolver las contradicciones económicas y sociales de las regiones que se encuentran en estado de dependencia, de manera que, se agrava en la mayoría de casos. Un claro ejemplo de esto, sin irse muy lejos, lo tenemos en los países latinoamericanos, que siendo dependientes en su mayoría del mercado capitalista mundial, por sus innumerables exportaciones al mismo, formando estas parte del eje principal de sus economías, siguen teniendo niveles de pobreza arraigados y una fuerte segregación social, donde la estabilidad y la calidad de vida se limita a unos pocos, pareciendo de esta manera que, la dependencia adquiere un nuevo nivel, uno nacional, condicionado por las acciones que se tienen que tomar para mantener una economía medianamente sustentable y aceptable para el ojo mundial.

Siendo el capitalismo un sistema esencialmente internacional, para el mismo no es viable la promoción del desarrollo a nivel nacional fuera de los países centrales que están al control del modelo político y socio-económico. Como la fuerza productiva de los países dependientes se ve siempre en la necesidad de mantener integradas las tecnologías que se han desarrollado en los países centrales, puesto que estos ya han alcanzado un nivel de industrialización en mayor medida, esto conlleva a la importación de maquinarias, penetrando de esta manera el capital extranjero por medio de implementos, materias primas y en muchos casos sucursales de empresas con fuerza trabajadora nacional, para finalmente terminar exportando por medio de estos recursos comprados, el rubro explotado en cualquiera de los casos, por los países dependientes. Así se producen mecanismos acumulativos de la dependencia, y las empresas que mantienen el imperio capitalista de regiones ajenas a las dependientes re-invierten sus ganancias paulatinamente, dado que las inversiones extrajeras en las cuales se ven envueltas en principio, exigen nuevas inversiones como consecuencia.

En el deseo de alcanzar un mayor nivel de desarrollo y riqueza los países Americanos se han visto envueltos en un embrollo que va más allá de las limitaciones que el mismo capitalismo ha puesto. El pensamiento Americano en si, esta controlado por tres discursos, uno primero que se anima en la posibilidad de alcanzar un cambio social planificado para la vigencia de derechos humanos en la totalidad de la población, el cual vemos expresado en las constituciones, un sin numero de programas de acción política y movimientos civiles, militares o paramilitares que se declaran siempre con una intención revolucionaria, que en tiempos pasados era entendida como necesidad de modernidad y progreso y que en el presente es entendida como la búsqueda de desarrollo.

 Este es un discurso que responde a la identificación que nuestro continente tuvo con la España colonizadora de finales del siglo dieciocho, discurso que sirvió para proyectar las aspiraciones de grandes sectores de la población y del psiquismo colectivo de la misma. Este discurso se evidencia en las declaraciones oficiales, los pensamientos y palabras expuestos con respecto a la sociedad y todo lo que nos rodea y desde luego en los proyectos de gobierno, de mandatos, de doctrinas y programas revolucionarios.

El segundo discurso que se encuentra implícito en nuestro pensamiento americano es uno de carácter mas religioso, heredado de la España imperial por su pertenencia parcial a un mundo de valores propuestos por la iglesia católica y su ambigua lucha entre los intereses transitorios y la salvación eterna, que en lo material se vio ligado a un sistema social de nobleza heredada, jerarquía y privilegio, cosa que en América encontró justificación como vía de ascenso socio-económico y blanqueamiento racial a través del mestizaje y la educación, pero siendo a la par una vía de atraso exasperante, sembrado por obstáculos legales y los innumerables prejuicios. 

Así mismo tal y como este discurso de igualdad para los criollos se mantuvo cerrado para otras clases, el mismo se afianzo en el periodo de la república, estructurando las ambiciones y aspiraciones de las personas en un tipo de búsqueda meramente personal, familiar o de clanes del privilegio por sobre otros. Este discurso gobierna en la conducta individual, en las relaciones interpersonales y de filiación y en el sentido de dignidad, honor, grandeza y felicidad que cada uno tiene.

El tercer discurso que se encuentra en nuestro pensamiento viene siendo aquel que ve a Europa como un extraño, producto de la herida que tuvieron las culturas indígenas a manos de los conquistadores y la cultura africana por el traslado esclavista al territorio americano; este discurso es el portador de la la sumisión, la rebeldía ocasional, la astucia permanente y desde luego la oscura nostalgia. En la actualidad dicho discurso se ve caracterizado y manifestado en el sentido del humor, la embriaguez y el desprecio que muchas veces mantenemos en secreto por todo aquello que se piensa, se dice o se hace.

Estos tres discursos están presentes de fondo en todo americano, aunque con diferente intensidad, según los estratos sociales, los lugares, los niveles de psiquismo, las edades, los momentos del día entre otro muchos factores individuales de cada persona, sin embargo, es fácil ver como los tres discursos, se encuentran entre si, penetran unos con otros, parasitan y se obstaculizan entre ellos, en un constante combate donde no existe victoria y donde América se encuentra con consecuencias lamentables a nivel social, económico y político; puesto que ninguno de los tres discursos logra gobernar la vida publica hasta el punto de poder dirigirla hacia formas coherentes y exitosas de organización, y esto, siendo cada uno lo suficientemente fuerte como para derrumbar a los otros dos, de manera que los tres son profundamente irreconciliables.

Por lo tanto las circunstancias internacionales terminan siendo como se explicaron en principio, de constante dependencia hacia los países hegemonicamente centrales del capitalismo, ya que la búsqueda de desarrollo impulsada por el primer discurso, se encuentra con el deseo de una mejor ciencia y técnica, con la cual se caracteriza el segundo discurso, y que ha sido alcanzada desde hace tiempo por países mas allá de nuestras fronteras. Por lo tanto, negociamos con las grandes potencias que terminan viéndose beneficiadas por el estado de las cosas, mientras finalmente en concordancia con el tercer discurso los que se ven afectados por dichos proyectos nos lamentamos de la situación estando al mismo tiempo complacidos por la misma. 

Además de esto, de igual forma no se logran establecer centros permanentes de pensamiento, conocimiento y reflexión, puesto que los pensadores de América o bien se identifican con los intereses del primer discurso, al punto de que su trabajo se convierte en algo así como una agencia local de centros ubicados en poderosos países exteriores a su región, o se consumen en actividades políticas, o ceden al tercer discurso de manera poética y verbalista.

Por todo esto, para finalizar hay que acotar  que desde luego el ultimo discurso que nos mueve en América, se ha manifestado efectivamente como una constante oposición a la eficiencia en cada uno de nuestros países. El hecho de que los Estados Unidos, haya progresado mucho en su tecnología nos pudiera hacer creer que allá no existe ya este discurso, pero si existe y poderosamente, lo que pasa es que otro discurso sigue dominando y por lo tanto el tercer discurso queda como la oposición y surge continuamente en toda clase de movimientos sociales, en el campo del arte, en el campo de la literatura, incluso en el campo de la política, los derechos y por supuesto en las actitudes personales de los ciudadanos, de manera que hay un enorme sentimiento de rebeldía, siendo desde luego mas amenazante para el estado norteamericano que los demás países del mundo creen alianzas en contra él, lo cual incluso seria  mas peligroso para el que para nosotros y nuestros mercados, por lo que en efecto se ha encargado de amenazar primero.

Lo triste es, que entre nosotros este ultimo discurso que podría considerarse como el discurso más "salvaje", al encontrarnos dependientes y atrasados por la fuerte permanecía de los primeros dos discursos nos pone en oposición a nosotros mismos, de manera que cualquier empresa que se inicia no llega lejos porque nos negamos al hecho de que su tecnología no sea la misma que la de los países centrales y controladores del capitalismo, y como la mayoría no entiende y prefiere los avances que están fuera de nuestras fronteras no apoya lo "atrasado" que pueda surgir dentro de nuestros territorios.

 Sin embargo existe esa ilusión de novedad, esa esperanza en lo nuevo sin atraso, esperanza que dadas todas las condiciones que tenemos en nuestros países tendría la capacidad de materializarse en algo nuevo y avanzado para la satisfacción y el beneficio de la mayoría, solo faltan creadores que usen sabiamente los discursos que nos han vuelto lo que somos, sin caer en las trampas que nos tienden los mismos, para que así surja, si se quiere, incluso una cultura totalmente nueva o bien sea mejorada, que vea los discursos presentes como consecuencias de un pasado histórico desde el cual podemos evolucionar.

¡Es momento de crear! Comparte esto si apoyas la innovación propia en cada uno de nuestros países y recuerda que la dependencia nunca nos brindara libertad social.





BIBLIOGRAFIA

Briceño, José (2014) El alma común de las Américas. Mérida: FUNDECEM.
Peralta, Mario (1983) Capitalismo Neocolonial. Mérida: Ediciones Libreria Universitaria y Cruz del Sur.

Comentarios

  1. El autor de El alma común de las Américas, abogaba firmemente por el sincretismo manifestado en las artes. Él decía que solo por medio de la expresión genuina de los artistas, puede alcanzarse la comprensión de lo que somos, sin rechazar ninguna de nuestras raíces, y que es allí donde Latinoamérica alcanza esplendor. Por ello comparaba la Salsa con la Crítica de la razón pura de Kant, como uno de los principales aportes de nuestra cultura a la humanidad. Así, son los artistas/creadores quienes van a la vanguardia de la transformación necesaria, pese a que desde el poder (llámese izquierda o derecha) se hace todo lo posible por conformarlos en el plano discursivo o peor aún, silenciarlos.

    Por otro lado, debemos advertir que en la era de la globalización es inevitable mantener una relación de interdependencia, sobre todo siendo el nuestro un país productor de materia prima. Hay trágicos ejemplos de lo que pasa cuando un país se libera del yugo de los grandes centros financieros y tecnológicos, tal como pasó con Paraguay en 1865 durante la Guerra de la Triple Alianza. De manera que es la astucia y la prudencia en el juego geopolítico lo que puede brindar la supervivencia en una época donde el salvajismo y el terror impera.

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    1. Así es y entiendo perfectamente lo de la interdependencia entre países, pero para que la misma sea realmente buena debe existir reciprocidad, sin que una nación se sobreponga o se aproveche desmedidamente de la otra.💖

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  2. Socialmente seremos incapaces de mantener una relación recíproca, de igual a igual con ningún país, mientras que las diferencias entre los tres discursos que refieres, se manifiesten en el caos no exento de violencia que vivimos a diario. Estos discursos o posturas intransigentes, no resolverán de manera espontanea los asuntos pendientes y, mientras tanto, las masas inertes se seguirán comportando como el asno de Buridán. Por ello considero necesarias las palabras de Briceño Guerrero sobre la importancia del subestimado artista creador de conciencia, y su rol en la nueva sociedad, aunque confieso que en mi espíritu parece regir el discurso salvaje! De todas formas, gracias por este artículo que llama a la reflexión sobre nuestro futuro. Abrazos!

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