Similitud entre conceptos, acción social y dominación: realidad venezolana.

 Los venezolanos se enfrentan a una realidad diaria cada vez más compleja, que afecta prácticamente a todos y especialmente a los más pobres. El dólar paralelo o de mercado negro continua aumentando de forma vertiginosa y el precio del petróleo sigue sin recuperarse de forma significativa, la escasez cada vez más acentuada de diversos productos, incluyendo comida, medicina y otros artículos de la cesta básica, así como el alto precio de los mismos y la lucha diaria para obtenerlos son ahora parte de la realidad cotidiana de los venezolanos que no parece tener pronta solución.

 Estos y otros preocupantes indicadores van acompañados de reseñas periodísticas y anecdóticas que describen una creciente tensión social en el país –quizás la más intensa que ha vivido Venezuela en su historia contemporánea- la cual se evidencia en el aumento de la delincuencia, en los cada vez más numerosos conflictos sociales, laborales y en una sensación colectiva de inestabilidad y angustia por el futuro difícil de medir, pero que se va traduciendo en distintos fenómenos, incluyendo la creciente tendencia a emigrar de un número cada vez mayor de venezolanos. Más allá de la polarización, estas dolencias las sienten tanto chavistas, como opositores. Todo ello amenaza con alterar de manera definitiva el precario equilibrio político del país, el cual se ha mantenido en ciernes tras el fallecimiento de Hugo Chávez y la llegada de Nicolás Maduro al poder.

 La delincuencia sigue siendo un problema grave que cada vez afecta más hogares a lo largo del territorio nacional y esto a la par del deterioro del sistema penitenciario, cuya mayor preocupación ha sido la pérdida de control de dichos centros en manos de los propios reclusos, lo cual no ha tenido como unica consecuencia la persistencia de la violencia en las cárceles, sino que, además, ha llevado a que esos recintos se consoliden como centros de distribución, organización y ejecución de delitos más allá de sus confines, con la ayuda de otras bandas o incluso de efectivos militares y policiales.

 Las consecuencias que se analizan han originado cada vez más acciones de calle y protestas contra el mal funcionamiento de los servicios públicos, el alto costo de la vida y la inseguridad. Estas protestas la mayoría de veces no son de carácter masivo, pero ocurren en cada vez más lugares, y muchas veces sin planificación previa o de forma espontánea, a ello se une el aumento de huelgas y otros tipos de conflictos laborales, los cuales a menudo también involucran a empleados del sector público.

 Para entender el trasfondo de todas estas acciones que vive día a día la sociedad venezolana, en el presente estudio se tomará la visión de Max Weber sobre lo que vendría siendo la acción social y los modos de dominación, donde él inicialmente plantea que no toda clase de contacto entre los hombres tiene carácter social; sino sólo una acción con sentido propio dirigida a la acción de otros. Por lo tanto la acción social no es idéntica ni a una acción homogénea de muchos, ni la acción de alguien influido por conductas de otros.

 Por ejemplo, cuando en las colas, se desarrollan incidentes violentos (sobre todo si, después de horas de espera, los comerciantes anuncian que se ha acabado la mercancía o si la población percibe que alguien está recibiendo trato preferencial) la acción de cada uno no está orientada por la acción de los demás, sino que la acción de todos, de un modo homogéneo, se da por la necesidad de defenderse de otra que consideran injusta.

 Sin embargo es un hecho que los individuos se dejan influir fuertemente en su acción por el simple hecho de estar incluidos en una “masa” especialmente limitada; se trata, pues, de una acción condicionada por la masa, donde algunas formas de reacción se facilitan, mientras que otras se dificultan, por el simple hecho de que un individuo se “sienta” formado parte de la masa. De manera que un determinado acontecimiento o una conducta humana puede provocar determinados estados de ánimo –alegría, furor, entusiasmo, desesperación y pasiones de toda índole- que no se darían en el individuo aislado tan fácilmente; sin que exista, en muchos casos, por lo menos, una relación significativa entre la conducta del individuo y el hecho de su participación en una situación de la masa. Por eso el desarrollo de una acción semejante, determinada o codeterminada por el simple hecho de una situación de masa, pero sin que exista con respecto a ella una relación significativa, no se puede considerar como social en el significado que se ha expuesto.

 Tomando esto en consideración, podemos notar entonces que el aumento de la tensión social que se refleja físicamente en fenómenos como el de las colas para adquirir mercancías o dinero en efectivo (que a veces tienen que ser incluso vigiladas o controladas por efectivos de la Guardia Nacional o funcionarios policiales por la constante aparición de estos incidentes violentos) no pueden ser catalogados como protestas, por el hecho de no ser una acción  meramente social como se entiende en el concepto de Max Weber, pero igual evidencian el deterioro social y el creciente estado frustración de la ciudadanía.

 Efectivamente que alguien acepte para sí una actitud determinada, aprendida en otros y que parece conveniente para sus fines, no es una acción social en el sentido que este trabajo expone. Pues en ese caso no se ve que una acción se orienta por la acción de otros, sino que por la observación quedan en evidencia ciertas probabilidades objetivas, por medios de las cuales está dirigida la conducta en cuestión. Dicha acción, por tanto, es determinada causalmente por la de otros, pero no por el sentido en ella contenida. Cuando, al contrario, se imita una conducta ajena porque esta “moda” o porque vale como “distinguida” en cuanto estamental, tradicional, ejemplar o por cualquier otro motivo semejante, entonces si tenemos la relación de sentido, bien respecto de la persona imitada, de terceros o de ambos.

 Naturalmente, entre ambos tipos se dan transmisiones y ambos condicionamientos, por la masa y por la imitación, son fluidos, representando casos límites de la acción social. El fundamento de la fluidez de esos casos, como el de otros varios, estriba en que la orientación por la conducta ajena y el sentido de la propia acción en modo alguno, se puede precisar siempre con toda claridad, pero esto no quiere decir que sea una acción consciente con toda plenitud.

 Con respecto a esto podemos tomar en consideración y como ejemplo, el tema de la emigración al exterior de ciudadanos venezolanos, que cobra cada vez más relevancia a pesar de haberse venido asomando de manera silenciosa, pues a medida que el entorno social, económico y político se mantiene en deterioro, esta tendencia tomada por parte de la población va en aumento y por eso hay cada vez más conciencia de la importancia de este fenómeno,  en el que se encuentran claras semejanzas con el anterior planteamiento de Max Weber y en ambos sentidos además, ya que efectivamente las personas que toman esta decisión ven en ella probabilidades objetivas con respecto a sus fines y a su vez muchas de éstas personas emigran porque ven dicha acción como distinguida, y si se quiere, como una “moda” en el venezolano promedio, usualmente joven.

 Sin embargo todo esto puede ser entendido de dicha manera en el periodo de tiempo en el que los acontecimientos expuestos apenas estaban empezando a presentarse, pero ahora luego de cinco años, dichos acontecimientos se han “normalizado” de cierta manera y se debe tomar en cuenta entonces que Max Weber plantea de igual forma, que una relación social puede tener un carácter enteramente transitorio o bien implicar permanencia, es decir, que exista en este caso la probabilidad de la repetición continuada de una conducta con el sentido del que se trate (es decir, la tenida como tal y, en consecuencia, esperada)
Es un hecho entonces que en la acción social se pueden observar regularidades; es decir, el desarrollo de una acción repetida por los mismos agentes o extendida a muchos, y en ocasiones, los dos casos a la vez, cuyo sentido mentado es típicamente homogéneo. Cabe destacar que la sociología se ocupa de estos tipos de desarrollo de la acción, en oposición a la historia, que se interesa más por las conexiones singulares más cargadas de destino.

 En este sentido, finalmente se debe tener en cuenta que una acción social, como toda acción, puede ser:  racional con arreglo a fines, determinada por expectativas en el comportamiento tanto de objetos del mundo exterior como de otros hombres, y utilizando esas expectativas como “condiciones” o “medios” para el logro de fines propios racionalmente sopesados y perseguidos; racional con arreglo a valores: determinada por la creencia consiente en el valor –ético, estético, religioso o de cualquiera otra  forma como se le interprete- propio y absoluto de una determinada conducta, sin relación alguna con el resultado, o sea puramente en méritos de ese valor; afectiva, especialmente emotiva, determinada por afectos y estados sentimentales actuales; y tradicional, determinada por una costumbre arraigada.

 Ahora bien, cuando hablamos de “dominación” debe entenderse por ella, la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo determinado para mandatos específicos o para toda clase de mandatos. No es, por tanto, toda especie de probabilidad de ejercer “poder” o “influjo” sobre otros hombres. En el caso concreto esta dominación, también llamada “autoridad”, en el sentido indicado, puede descansar en los más diversos motivos de sumisión: desde la habituación inconsciente hasta lo que son consideraciones puramente racionales con arreglo a fines. Un determinado mínimo de voluntad de obediencia, o sea de interés (externo o interno) en obedecer, es esencial en toda relación autentica de autoridad.
Es importante destacar que no toda dominación se sirve del medio económico y todavía menos tiene toda dominación fines económicos. Pero toda dominación sobre una pluralidad de hombres requiere de un modo normal y no absolutamente siempre, un cuadro administrativo; es decir, la probabilidad, en la que se puede confiar, de que se dará actividad, dirigida a la ejecución de sus ordenaciones generales y mandatos concretos, por parte de un grupo de hombres donde la obediencia se espera.

 Este cuadro administrativo puede estar ligado a la obediencia de su señor o señores por la costumbre, de un modo puramente afectivo, por intereses materiales o por motivos ideales con arreglo a valores. La naturaleza de estos motivos determina en gran medida el tipo de dominación. Motivos puramente materiales y racionales con arreglo a fines como vínculo entre el imperante y su cuadro implican aquí, como en todas partes, una relación relativamente frágil y por regla general se le añaden otros motivos: afectivos o racionales con arreglo a valores. En casos fuera de lo normal pueden estos ser estos los decisivos.

 Existen tres tipos puros de dominación legítima. El fundamento primario puede ser: de carácter racional, que descansa en la creencia de la legalidad de ordenes estatuidas y de derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones a ejercer la autoridad legal; de carácter tradicional, que descansa en la creencia cotidiana en la santidad de las tradiciones que rigieron desde lejanos tiempos y en la legitimidad de los señalados por esa tradición para ejercer la autoridad tradicional; de carácter carismático, que descansa en la entrega extra cotidiana a la santidad, heroísmo o ejemplaridad de una persona y las ordenaciones por la santidad, heroísmo o ejemplaridad de una persona y a las ordenaciones por ella creadas o reveladas llamada autoridad carismática.

 En el caso de la autoridad legal se obedecen las ordenaciones impersonales y objetivas legalmente estatuidas y las personas por ellas designadas, en méritos éstas de la legalidad formal de sus disposiciones dentro del círculo de su competencia. En el caso de la autoridad tradicional se obedece a la persona del señor llamado por la tradición y vinculado por ella (en su ámbito) por motivos de piedad, en el círculo de lo que es consuetudinario. En el caso de la autoridad carismática se obedece al caudillo carismáticamente calificado por razones de confianza personal en la revelación, heroicidad o ejemplaridad, dentro del círculo en que la fe en su carisma tiene validez.

 En nuestro país tenemos efectivamente implementados estos tres tipos de dominación legítima y cada una de ellas es ejercida por el mismo sector político, vemos que las instituciones legales están todas mediadas por el gobierno, además, carismática y tradicionalmente una gran parte de la población se siente identificada con el modelo impuesto por el gobierno actual, debido a la costumbre de convivir con el mismo desde el gobierno anterior, viendo en Nicolás Maduro un ejemplo heroico que le da continuidad a la tradición política de Hugo Chávez quien también es considerado como un héroe por el sector previamente señalado, queda en evidencia entonces, que esa parte de la población está ligada a dicha dominación de manera tanto afectiva como de interés material, ya que dichos gobiernos se han caracterizado por repartir bienes materiales personalmente a la población, y aunque la mayoría de veces son escasos o desiguales como consecuencia de la corrupción, la población sigue esperando y confiando en esta acción del gobierno, puesto que han adaptado sus ideales con arreglo a valores segun los valores a los cuales el gobierno los ha acostumbrado, convirtiéndolos en algo de carácter tradicional, y esto ultimo debido al hecho de haber trascendido de un gobierno a otro, pues el lapso de tiempo en el que se han desenvuelto, visto desde la perspectiva histórica, es relativamente corto.

Bibliografía:

WEBER, MAX. Economía y Sociedad. pp. 19-173
 SÁNCHEZ, RAUL. A Hybrid Regime in Crisis. pp. 1-9

Comentarios

  1. Muy interesante tu punto de vista social de la colectividad venezolana. Es cierto, el gobierno mediante una serie de procesos dominantes han inducido de alguna manera una mentalidad sumisa, temerosa y conformista. Claro que todo esto lo saben la mayoria, pero esta buena una explicacion intelectual para enriquecer la arrechera hacia los dominantes... Saludos!

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